martes, junio 4

Sobre las donaciones

Pesajim 7a - 21a

El manejo de dinero puede conllevar algunos desafíos y preocupaciones. No es que la plata sea buena o mala: simplemente puede ser utilizada para buenos fines o para hacer negocios turbios. (Si les interesa el tema del Judaísmo y la riqueza en general, hagan click aquí.)


Uno de los usos que se le puede dar al dinero tiene que ver con las donaciones. En un principio, parecería ser casi contra intuitivo el tema de donar de nuestros recursos para otras causas. Si fuera cierto que biológicamente estamos cableados para interesarnos por nuestra continuidad y la de nuestros seres queridos (genéticamente vinculados a nosotros), entonces para qué regalar nuestro dinero a causas que promueven el bienestar de quienes menos tienen y más necesitan o la búsqueda de nuevos caminos para curar ciertas enfermedades.

Por otro lado, a la hora de administrar donaciones, a veces surge la pregunta sobre los deseos del donador a raíz de su ofrenda. En otras palabras, la necesidad de algunos de poner pabellones a su nombre, placas que den testimonio de la buena acción y toda otra clase de requisitos que a veces parecen fundamentar el tema de nuestro interés (finalmente) en la continuidad de nuestro propio nombre más allá de todo lo demás. En este sentido, la pregunta es: ¿Debe complacerse esto que a priori parecería ser un reflejo narcisista?

Responde el Talmud: "Aquel que dice: "Esta moneda es para justicia social, a fin de que mi hijo viva o con la condición de que yo sea aceptado en el mundo por venir" es considerado como un justo absoluto."


Nuestros sabios no tienen dudas. Aquel que dona puede hacerlo con toda la intención de poder trascender y perpetuarse. Puede que sus intenciones no sean del todo altruistas, y puede que en la donación se jueguen deseos propios de Narciso, pero aun así, el Talmud considera a quien dona una moneda para justicia social como un justo absoluto.

¿Por qué? Porque llegado el momento de ofrendar de lo nuestro, más allá de las razones que nos llevan a hacerlo lo importante es poder ayudar a reparar los equilibrios perdidos. Si sólo se aceptaran las donaciones que se hacen de corazón y sin segundas intenciones, los que probablemente saldrían perdiendo son los eslabones más débiles de la sociedad. De aquí que en el judaísmo la tzedaka se traduzca como justicia social y no como caridad: Aquí no importa si el corazón te mueve a dar de tus recursos para ayudar al prójimo; aquí se trata de un acto de justicia que no depende de nuestros sentimientos sino del hecho de entender que el mundo necesita ser reparado, y es a partir de nuestras acciones cotidianas que eso se logra. Si eso implica una placa con tu nombre, no hay ningún problema. El tema es no caer en el discurso de la donación altruista dejando siempre tu mano lejos del propio bolsillo.

Tiene sentido, ¿no?


¡HADRAN ALAJ OR LE-ARBAA ASAR!
¡VOLVEREMOS A TI OR LE-ARBAA ASAR!

PD: Entre las páginas 21a y 42a se extiende el segundo capítulo de Masejet Pesajin, del cual desgraciadamente no encontré nada para comentar en el espacio de este blog. Razón más que suficiente para decir...

¡HADRAN ALAJ KOL SHAA!
¡VOLVEREMOS A TI KOL SHAA!

lunes, junio 3

Hacer la tarea

Pesajim 2a - 6b

Dos razones para festejar hoy: Esta es la entrada número 100 en el blog y comenzamos con el cuarto tratado del Talmud: Pesajim. Como su nombre lo indica, el tratado hablará en extenso sobre la festividad de Pesaj, durante la cual los judíos celebramos la salida de Egipto y el inicio del largo camino hacia la libertad, no sólo física sino también mental y espiritual. De hecho, no por casualidad nuestros sabios nos enseñan que a Ds le tomó un año sacar al pueblo de Israel de Egipto, pero le tomó cuarenta sacar a Egipto de las cabezas de los hijos de Israel...


Pesaj es una festividad llena de detalles que conciernen a lo que se puede comer y a lo que no, la dinámica propia de la cena pascual y el proceso de profunda limpieza que debe hacerse antes de que comience la fiesta para que no queden restos de pan o productos leudados en las casas. En este sentido, dado que hay mucho por hacer y revisar, el Talmud nos enseña: "Se comienza a preguntar y estudiar sobre las leyes de Pesaj un mes antes de que de inicio la festividad."

Los rabinos del Talmud nos recuerdan que aun cuando Pesaj cae cada año con la llegada de la primavera, bien haremos si semanas antes nos ponemos a estudiar los detalles y sutilezas  de la fiesta. Creer que ya sabemos todo porque ya lo hemos vivido en el pasado es un error de principiantes, y el texto nos advierte al respecto.


Pero por otro lado, me parece que la enseñanza talmúdica puede aplicarse de manera más general: Hay determinados procesos (internos y externos) que necesitan que nos preparemos con antelación; hay tiempos y momentos de nuestras vidas en los que necesitamos hacer la tarea.

Piensen en momentos de cambio: Recuerdo, por ejemplo, que cuando nos vinimos a vivir a México me dediqué a leer un par de libros de historia mexicana. ¿Por qué? Porque sólo haciendo la tarea es que iba a poder integrarme en la sociedad que nos estaba adoptando en ese momento. Si me hubiese ido a vivir a China, posiblemente además de leer sobre la historia de ese país habría tomado clases de mandarín.

Adaptarse a un nuevo trabajo o invertir en mejorar relaciones interpersonales también requieren de nuestro tiempo y esfuerzo. Muchas veces no podemos trabajar sobre ello hasta que los cambios se suceden, pero si tenemos la posibilidad de prever algunos de estos nuevos escenarios y operar sobre las posibles ramificaciones con anticipación, ganaremos en perspectiva y reflejos a la hora de la hora.

Hacer la tarea es, asimismo, reflejo de un estado del espíritu en constante entrenamiento. En lugar de creer que el destino proveerá, se trata de hacer lo mejor posible para lidiar con aquello que nos toque vivir de la mejor manera posible. Sin confiar en cábalas o ser presas del pensamiento mágico.

Es obvio que nunca podremos anticipar o elegir aquello que el futuro nos ponga por delante. Pero, al menos, haciendo la tarea nos será algo más fácil sortear las mareas en tiempos tormentosos.

Bienvenidos al tratado de Pesajim!
Y gracias por acompañarme durante estas primeras 100 entradas!