miércoles, agosto 22

Calvino, Yoda y el Talmud

Brajot 5a - 5b

En 1952 Italo Calvino publicó su novela fantástica "El vizconde demediado." En ella, el vizconde Medardo de Terralba sale a luchar con los turcos con la triste fortuna de que, pasando delante de un cañón, queda literalmente partido al medio.
Los médicos lograrán que la mitad del pobre hombre sobreviva, pero al retornar a su hogar, Medardo ya no es el que solía ser. Ahora es una persona cruel, malvada y dañina. La gente le teme. Todos se escapan de la maldad encarnada en ese medio hombre.
Tiempo después aparecera en la novela la otra mitad del vizconde que, como pueden imaginarse, será pura bondad y misericordia. Este ser piadoso incluso intercederá para que los ciudadanos no maten a su otra mitad. Y mientras que en un principio la gente lo ama, no pasará mucho rato hasta que tanta bondad inmaculada termine por hastiarlos a todos.
El mensaje es claro: somos fruto de la mezcla de nuestras fuerzas básicas, tanto las buenas como las malas. Eliminar una de ellas es cercenar nuestro ser irremediablemente.


La visión talmúdica se asemeja a lo expresado por Calvino mucho tiempo después. En el hombre anidan dos instintos básicos, llamados Ietzer haTov (la inclinación hacia el bien) y Ietzer haRa (la inclinación hacia el mal). Ambas son necesarias para la existencia, la trascendencia y la continuidad. Lo que el judaísmo va a plantear no es la supresión del Ietzer haRa sino su canalización positiva. Esas energías pueden hacer que perdamos la cabeza, pero también pueden ser sublimadas para bien. Negar la existencia de esos instintos básicos no sólo sería necio, sino que llevaría a peores situaciones, ya que como bien dice el dicho: "lo que no entra por la puerta se cuela por la ventana."

Es en este contexto que debemos entender la frase talmúdica que aparece en la hoja del día: "Dijo Rabi Levi bar Jama en nombre de Rabi Shimon ben Lakish: Debe el hombre luchar para que su Ietzer haTov esté por sobre su Ietzer haRa."
Como vemos, el ideal no es deshacernos del Ietzer haRa. Eso a nada conduciría. El ideal es hacernos eco de nuestros deseos, anhelos y aspiraciones, ponerlos en contexto y trabajar dichas energías para que siempre nos lleven hacia el lado más luminoso de la fuerza.


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