miércoles, febrero 27

Empatía

Shabat 150a - 151b

Hay palabras que marcan épocas. En los 90s, por ejemplo, fuimos inundados con todo lo relativo al marketing. Por el contrario, en nuestros días una de las palabras de moda es empatía. Posiblemente en estos últimos años hayan sido escritos decenas de libros sobre el concepto y sus distintas aplicaciones en diversos ámbitos.

Sin embargo, más allá del énfasis que recibe la empatía hoy por hoy, la capacidad de ponernos en los zapatos del otro antes de decidir hacer tal o cual cosa no es un invento moderno. Por el contrario, es una idea que aparece una y otra vez en cantidad de textos de distintas religiones o manifestaciones culturales a lo largo de la historia.


En este sentido, el Talmud no es la excepción. Y la forma en que nuestros sabios trabajan la empatía tiene que ver también con la capacidad de juzgar y ser juzgados y con la capacidad de amar y ser amados. Ya casi sobre el final del tratado de Shabat, podemos leer:

"Todo aquel que manifiesta un amor maternal sobre las criaturas, es tratado con amor maternal desde las alturas y todo aquel que no posee esa capacidad de amor sobre las criaturas es tratado de igual forma desde el Cielo."

Antes que nada, dos palabras sobre el concepto de "amor maternal." En hebreo, la palabra que utiliza el texto es מרחם (merajem), verbo que se vincula con רחמים (rajamim). Generalmente, rajamim se traduce como "misericordia" pero a mi no deja de parecerme una mala traducción. Rajamim, en realidad, no tiene nada que ver con el corazón (que anida en la raíz latina de misericordia) sino que se relaciona con rejem, que en hebreo significa "útero." Por tanto, aquí se habla de una capacidad de amor muy especial, particularmente femenina y maternal: Se habla de esa clase de amor que profesan las madres por sus hijos e hijas.


Ahora bien: El Talmud nos dice que si somos empáticos - si manifestamos amor por quienes nos rodean - así seremos tratados desde el Cielo, mientras que si no podemos conectarnos con el prójimo, si no podemos hacernos eco de su dolor, o si no tenemos la capacidad de reconocer cuando lo estamos dañando, entonces ese será el tipo de tratamiento que recibiremos desde las alturas.

De alguna manera, el texto talmúdico nos está enseñando que la clave de la empatía radica en generar un círculo virtuoso en la que todos aprendemos a tratarnos bien mientras hacemos un esfuerzo por ponernos en el lugar del otro. Difícilmente la gente sea hostil con alguien que los trata bien, de forma tal que si logramos que ese modelo se replique y multiplique en espacios cada vez mayores, lograremos forjar una clase de sociedad que no dedica sus mejores horas a invertir en la mejor chicana posible, sino en un entramado social que procure en bienestar general y el cuidado de todos. Es en ese tipo de ideal que construimos aquí en la tierra el reino de los Cielos.

Al menos yo sigo creyendo que eso no es solamente una linda utopía...

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