domingo, septiembre 23

Con la democracia se come

Brajot 36a - 37b

¿Se acuerdan de Raban Gamliel?
Sí, se trata del mismo rabino que, detentando el poder, humillaba a sus colegas y alumnos hasta que el pueblo dijo basta y lo pusieron de patitas en la calle.

El Talmud registra en varias oportunidades la fuerte personalidad de Raban Gamliel y su costumbre de imponer sus puntos de vista. Asimismo, el texto también da testimonio de las formas en las que los rabinos lograban hacerle frente y acallar sus planteos. Miren, por caso, lo que pasó hace muchos años, mientras los sabios compartían una comida en Jericó:

Ocurrió con Raban Gamliel y los sabios, que estaban reclinados en una terraza en Jericó. Les trajeron dátiles y comieron. 
[Al finalizar] le dio Raban Gamliel permiso a Rabi Akiva para bendecir.
Se apresuró Rabi Akiva y bendijo una bendición [corta] que equivale a tres.
Le dijo Raban Gamliel: Akiva, ¿hasta cuándo meterás tu cabeza en discusiones?
Le respondió: Maestro, aun cuando tú dices así y tus colegas dicen asá, ya nos has enseñado que cuando hay posturas personales y posturas grupales, la ley se determina conforme a la mayoría.


Este pequeño relato pone de manifiesto los siguientes puntos:

1. Lo cortés no quita lo valiente: Mientras que Raban Gamliel ningunea a Rabi Akiva quitándole el título y llamándolo por su nombre, Rabi Akiva no sólo que sigue nombrando a Raban Gamliel como "Maestro" sino que además para cerrarle la boca cita una de sus enseñanzas en relación a cómo se define la ley.

2. La ley es fruto del consenso: La máxima rabínica que nos enseña que la ley se fija de acuerdo con las mayorías muestra claramente que la normativa judía es subjetiva y  humana. A diferencia de otras estructuras legales que anclan su autoridad en que la ley es "la palabra de Ds," en el Talmud queda en evidencia que la ley surge de consensos y acuerdos, que la norma es fruto de mayorías y democracias.


Para los sabios, el carácter democrático de la ley no reducía su sacralidad ni su centralidad. Reconocer que las reglas surgían del intercambio, la retórica y la capacidad argumentativa de los sabios promovía planteos sutiles y un estudio profundo de las fuentes. Nadie podía decir que la ley era de tal manera porque Ds así lo había decretado. Por el contrario, el Talmud va a declarar (en otro lugar) que las opiniones divergentes en lo que refiere a la ley manifiestan "la palabra del Ds vivo:" Ds no está nunca de un lado o del otro de la ley, sino en la celebración de los procesos democráticos que se respetan y honran. Es en el marco de la construcción subjetiva y mayoritaria de la norma que la ley judía vive y se organiza. Es en este marco en el cual el judaísmo se nutrió y se formó. Muchos años después de Raban Gamliel y Rabi Akiva, es importante que no nos olvidemos de un legado tan preciado.

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