Shabat 105a - 107a
Para los sabios del Talmud, el hombre vive bajo la permanente tensión de dos fuerzas básicas que anidan en él: El Ietzer haTov, o la inclinación hacia el bien, y el Ietzer haRa, o la inclinación hacia el mal. Ambas fuerzas son necesarias para la existencia, y por eso una de nuestras tareas principales como seres humanos radica en aprender a regular, controlar y canalizar estas energías.
Presten atención: El ideal judío no busca extirpar la inclinación hacia el mal. Esta pulsión es absolutamente necesaria para nuestra existencia. Sin el Ietzer haRa no buscaríamos la intimidad sexual o no lucharíamos con pasión por las causas que creemos justas. El punto aquí, entonces, no es aspirar a una existencia despojada de esta fuerza básica. El desafío, por el contrario, es aprender a conocer nuestros instintos, trabajando con constancia por lograr que no se desborden y nos esclavicen.
Justamente sobre este tema gira la reflexión talmúdica del día, la cual se concentra específicamente en aquella persona que rasga sus vestiduras porque está enojado, a sabiendas de que disfruta de ese acto:
"Aquel que rompe sus vestimentas con enojo y aquel que rompe utensilios con enojo y aquel que lanza monedas con enojo debe ser considerado en tus ojos como quien hace idolatría, ya que este es el procedimiento artesanal del Ietzer haRa: Hoy te dice: "Haz esto," mañana te dice: "Haz aquello," hasta que te dice: "Ahora vuélvete idólatra," y la persona va y lo hace."
El enojo, fuerza básica que responde al Ietzer haRa, puede tornarse en el camino que termina por volvernos esclavos de nuestras pasiones. Cuando damos rienda suelta a nuestra ira, nos volvemos vulnerables a terminar haciendo toda clase de otras cosas perjudiciales para nosotros mismos (en el caso de la retórica talmúdica: ser idólatras). Y por tanto, el Talmud nos advierte y nos recuerda: Antes de volvernos autómatas de nuestros instintos, mejor es reconocerlos, canalizarlos y hacer lo humanamente posible por controlarlos.
Así que ya saben... la próxima vez que quieran tirar un cenicero contra la pared, golpear una puerta con los nudillos o arrancarse los pelos hasta que duela, piénsenlo dos veces, cuenten hasta diez, y busquen otras formas de lidiar con aquello que los frustra!
¡HADRAN ALAJ HAOREG!
¡VOLVEREMOS A TI HAOREG!
Interesante. .. Ultimamente estoy aprendiendo a controlar mi enojo.
ResponderEliminarInteresante. .. Ultimamente estoy aprendiendo a controlar mi enojo.
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