jueves, enero 17

Moralejas inesperadas

Shabat 116a - 122b

Leyendo el Talmud esta mañana me encontré con uno de esos relatos que - al menos en ciertos sectores del pueblo judío - se utilizan para reforzar la centralidad de cumplir con determinada práctica religiosa, en este caso Shabat.

La historia dice lo siguiente:

"Iosef era muy respetuoso del Shabat.
Aconteció una vez que en su barrio vivía un gentil extremadamente rico.
Le dijeron los astrólogos [al gentil]: Todas tus propiedades caerán en manos de Iosef, el que respeta el Shabat.
Fue [el gentil] y vendió todas sus propiedades. Compró [con el dinero percibido] una perla preciosa, y la puso [en su cabeza] bajo el sombrero.
Cuando se dispuso a atravesar el río, sopló el viento, se llevó [su sombrero], cayó al agua y se tragó un pez [la perla].
Ocurrió que pescaron a ese pez y lo trajeron [al mercado] en la víspera del Shabat.
Dijeron [los pescadores]: ¿Quién va a comprar [un pescado] a estas horas?
Les respondieron: Vayan a ver a Iosef, el que respeta el Shabat, quien suele comprar.
Le llevaron [el pescado] y lo compró.
Al abrirlo, encontró la perla. La vendió por trece recipientes llenos de monedas de oro.
Se lo encontró un anciano y dijo: Quien le presta al Shabat, el Shabat se lo paga con creces."


Se pueden hacer múltiples usos de este relato (como casi de cualquier relato):

Hay quien puede decir que el cumplimiento de ciertos preceptos es garantía de que nunca nos va a faltar dinero, y que incluso - como aparece en boca del anciano al final - aquel que invierte en el Shabat verá que se trata de una inversión que excede por mucho el retorno de, digamos, abrir una caja de ahorro en el banco.

Otros pueden intentar disociar el tema del premio económico del cumplimiento de ciertos mandamientos y usar la historia para reforzar la actitud positiva de Iosef, quien incluso en la víspera de Shabat ayudó a unos pescadores a vender su mercancía. Los pescadores se fueron felices y Iosef fue feliz, no por la perla, sino por el hecho de haber contribuido a embellecer la mesa de Shabat con un nuevo platillo. En esta segunda lectura, lo que importa no es tanto la perla, sino la búsqueda de hacer de Shabat un día especial.

La tercera y última aproximación a esta historia gira alrededor de lo que yo llamaría moralejas inesperadas. Es decir, aquellos mensajes que seguramente no fueron la razón originaria del relato, pero que no dejan de enseñarnos algunas cosas importantes en nuestros días. ¿Cuáles son estas moralejas? Para mí se trata principalmente de dos:
(1) No tomes como oráculo las palabras de aquellos que buscan respuestas en las estrellas;
(2) En momentos de incertidumbre económica no concentres tu capital en una sola inversión.

A fin de cuentas, las moralejas son como las perlas: Hay que encontrarlas en donde nadie las busca :)




¡HADRAN ALAJ KOL KITVEI!
¡VOLVEREMOS A TI KOL KITVEI!


PD: Entre las páginas 122b y 126b se extiende el 17mo capítulo de Shabat, del cual por desgracia no encontré nada que escribir. Con más razón aun es que hay que decir la frase que se lee al final de cada capítulo del Talmud:

¡HADRAN ALAJ KOL HAKELIM!
¡VOLVEREMOS A TI KOL HAKELIM!

3 comentarios:

  1. Llegué a este blog a través de La Nación. Alguien me recomendó plantearle una interpretación de El Talmud. Ante todo, espero que no sea sensible a la crítica de su religión. No tengo nada en contra del judaísmo. En todo caso, iré al grano en relación con esta "moraleja inesperada", pues me resulta útil para llegar al punto de El Talmud que tanto me desvela. No comprendo la historia de Iosef. O, dicho de otro modo, la comprendo y me parece corrupta y mezquina. Comencemos: si el hombre rico era un gentil, es decir, un individuo que no profesaba el judaísmo, un “goyim” ¿por qué había de ser castigado por no practicar el Shabat, si el Shabat no era parte de sus creencias? ¿Por qué el castigo no se le impuso a un judío que irrespetara sus propia fe? ¿No habría sido una moraleja más coherente y sana? ¿Por qué entre todos los judíos, Iosef merecía adquirir esta riqueza ganada sin trabajo y a costa de la vida de otro hombre? ¿Acaso por el sólo hecho de ser un gentil es correcto que sus riquezas pasen a manos de un judío? ¿No deja esta moraleja un sinsabor de injusticia y discriminación?

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    1. Hola Juan Carlos y gracias por tu respuesta.
      Vamos por partes:
      1) El relato pretende reforzar el cumplimiento de Shabat pero en ningún momento tiene como objetivo promover la idea de que la persona no judía es castigada por no cumplirlo.
      2) Creo que es importante entender el contexto en el cual fue escrito el relato y la audiencia para la cual estaba destinado. Coincido con vos en que puede ser interpretado desde una óptica diferente a la que yo tomé, pero me parece que en esta oportunidad el autor de la historia no busca establecer un mensaje de "Ds quiere a los judíos y desprecia a todos los demás" sino más bien sobre el amor por el Shabat.
      3) Sigo creyendo que más allá del primer nivel de lectura, el relato no deja de ser interesante en términos de manejo económico en tiempos de crisis: Si te dicen que se vienen épocas turbulentas, no concentres tus inversiones en un sólo lugar. Y este consejo no conoce de distinciones de religión, género o color de piel.
      Saludos!

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    2. No se trata de premios ni castigos, es una enseñanza sobre decisiones y las consecuencias, buenas o malas, que estas acarrean.

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