miércoles, enero 23

Responsables por nuestra salud

Shabat 128a - 129b

Una de las prácticas médicas de la antigüedad consistía en las llamadas sangrías: A partir de la utilización de diversos métodos (cortes en la piel, uso de sanguijuelas, etc.) se intentaban curar algunas dolencias que, según se creía, estaban relacionadas con el flujo y la presión de la sangre.


También el Talmud dedica algunas reflexiones a esta práctica, entre las que se cuenta no ponerse de pie inmediatamente después de haberse realizado la sangría, comer bien durante el día de la extracción y tomar algo de sol durante esa jornada.

Así como ocurre en nuestros días, también en aquel entonces había gente que hacía caso de las recomendaciones médicas y gente que no. En ese contexto, el Talmud nos enseña que cuando Ds ve a una persona que maltrata su propia salud, exclama: "Si él no se cuida, ¿Yo habré de cuidarlo?"

De acuerdo con este texto, el judaísmo no cree en Ds en tanto la personificación de un seguro de vida para sus creyentes. Todo aquel que no cuida su salud, que maltrata su cuerpo y que no se hace cargo de sus decisiones deberá cargar con las consecuencias. Independientemente de si se cree un hombre piadoso o un devoto sin igual. De hecho, el mensaje que el Talmud parecería querer confiarnos es que no hay posibilidad de ser un verdadero devoto si uno no se cuida a sí mismo.


Varios siglos después de que el Talmud fue editado, el sabio judeo-español Maimónides (que además de filósofo y jurista era médico) escribió en su Guía de los Perplejos que la mayor fuente de males que caen sobre la especie humana gira alrededor del maltrato que nos hacemos a nosotros mismos al caer en vicios y excesos: Cuando comemos de más, cuando bebemos de más, cuando trabajamos de más, cuando no descansamos lo suficiente, cuando no escuchamos las alertas que nos da el propio cuerpo.

Hay situaciones límite en donde nuestros seres queridos pueden salir al rescate y darnos una mano. Puede que si nosotros nos resistimos a reconocer que nos estamos acercando peligrosamente al abismo más de uno nos intente ayudar. Pero mientras no seamos capaces de hacernos responsables del camino que vamos forjando con nuestras decisiones, nadie podrá evitar que toquemos fondo.

La buena noticia es que, en gran medida, la solución radica en animarnos a elegir diferente. Puede que no sea fácil, puede que requiera de mucho esfuerzo y voluntad, pero siempre es posible modificar el rumbo para bien. En el judaísmo, la creencia fundamental es que en lo profundo de nuestro ser siempre sabemos cuál es la mejor decisión que tenemos a la mano. En consecuencia, sólo es cuestión de animarnos a cambiar. Porque así como cuando no nos cuidamos, difícilmente alguien pueda hacerlo por nosotros, una vez que tomamos la decisión correcta, no faltarán manos y corazones que nos animen y contengan a lo largo del camino.


¡HADRAN ALAJ MEFANIN!
¡VOLVEREMOS A TI MEFANIN!

1 comentario:

  1. Qué bueno eso de "D!os no es un seguro de vida para los creyentes"... se trata de hacerse responsable de la propia vida y del cuerpo que nos fue dado (del que hay menos "repuestos" de los que la gente suele pensar...).


    Mis creencias me orientan a pensar el cuerpo como un templo (donde al igual que en los hechos de piedra y cemento, habita también algo sagrado: mi espíritu). Por lo tanto, he ahí la razón suficiente y necesaria para cuidarlo en esta vida (o esta dimensión material de mi espíritu, mejor dicho).


    ... de esta práctica, que es una decisión religiosa fundamentada en sí misma (o sea, creo que así debe ser y eso la hace legítima ante mí como práctica), se desprende algo importante: uno tiene sobre ese 'templo' las mismas responsabilidades y respeto que sobre un templo convencional. Nada más alejado de "arrojarle" a D!os o a un médico la responsabilidad... (mucha gente lo hace con la medicina: tal vez no se encomiende a una idea 'supranatural', pero sí lo hace con la terapéutica, desentendiendo que la única medicina que existe es la preventiva).


    En fin: esto se resume -como tantas otras cosas- a ese dicho tan común y tan sabio: "A D!os rogando, pero con el maso dando".


    Un post muy útil Gracias por ocuparse del cuerpo... una máquina bellísima.





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