martes, marzo 12

Filosofía nocturna

Eruvin 17b - 26b

Ayer por la noche contaba vía twitter que me encontré en el Talmud con la siguiente frase:


A partir de ese tuit, mi amigo Arturo Navarro me dijo que sería importante aclarar un poco el sentido de la noche para entender un poco mejor la frase talmúdica, así que sin más, y levantando el guante arrojado, voy a intentar ponerme manos a la obra.

La noche tiene múltiples caras en el imaginario talmúdico. Por un lado, es un momento que encierra ciertos peligros: la oscuridad puede transformarse en inseguridad y sensación de absoluta fragilidad. No por casualidad, por ejemplo, todas las noches los judíos elevamos una plegaria que comienza diciendo: "Haznos dormir en paz, Ds nuestro, y levantarnos con vida."


Por otro lado, la noche era el momento en el que podían aflorar las angustias de tiempos difíciles. En una de las primeras entradas de este blog, recordábamos que el Talmud describe a Ds como un león triste que ruge por las noches afligido por la situación en la que se encuentra el pueblo de Israel. Así como Ds se amarga, así también los hombres, en el silencio de la noche, pueden caer presa de macabros juegos de la mente que les hacen ver todo lo que no funciona como debería.


En otros textos y desde otra perspectiva, la noche es tiempo de inspiración. Hay un pasaje talmúdico que nos dice que David componía sus salmos por la noche, cuando un viento divino ingresaba en sus habitaciones y hacía sonar el arpa que lo llevaba a desatar su creatividad. Durante el día, David gobernaba. Durante la noche, se permitía conectarse con su alma de poeta.


Por último, y de regreso a la frase que nos convoca en el día de hoy, la noche también puede ser entendida como el momento en el que regresamos a casa después de todas nuestras ocupaciones y nos queremos desconectar del trabajo y la rutina. Es en ese contexto que el Talmud nos dice que debemos dedicar al menos un rato a filosofar, a pensar en palabras de Tora.

Al analizar en qué invertimos nuestro tiempo libre podemos dar cuenta un poco de nuestra propia identidad, nuestros propios valores y las cosas que verdaderamente nos importan e interesan. Dedicar un rato cada día, cuando ya no tenemos encima las preocupaciones laborales, a filosofar sobre las preguntas últimas contribuye a que "la casa no se destruya" ya que la casa puede tranquilamente ser la metáfora de nuestro propio ser.

Así que ahora que empieza a anochecer, los invito a pensar por unos minutos en aquellos temas que los movilizan y apasionan. En ellos no solamente hay filosofía y continuidad. En ellos, la tradición judía entiende que se encarna la verdadera llama y luz de la Tora.

¡HADRAN ALAJ OSIM PASIN!
¡VOLVEREMOS A TI OSIM PASIN!

1 comentario:

  1. éste me parece estupendo, al final del día d trabajo la mejor forma d lograr paz y serenidad interior es desenchufarse d toda la vorágine televisiva y radial y con un acompañamiento musical delicioso como el d Sky fm on line en sus salas "New age", "chillout" "café parís" etc dedicarse a limpiarse el cerebro y sus impulsos leyendo libros q nos eleven o sitios como Talmudiando.
    De ésta manera nos preparamos para dormir con placer y no mascullando bronca.

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