jueves, diciembre 6

De culpables y responsables

Shabat 54a - 56b

Ayer escribía en twitter que a un monitor monocromático no le podemos enseñar a ver en colores. En realidad, la metáfora tecnológica era el trampolín para pensar en todas aquellas personas que se nutren de postulados maniqueístas que sólo aceptan dos opciones: una que está bien y la otra que está mal.


Acostumbrados a ver todo en blancos y negros, muchas veces perdemos sensibilidad frente a los demás colores. Ni siquiera logramos captar tonos de grises. Simplemente dejamos de verlos y es como si ya no están más.

Esta dicotomía absoluta entre buenos y malos también genera una política de trincheras, en donde no sólo asumo que estoy en lo correcto, sino que también me dedico a remarcar que los demás están equivocados, y no hago nada por sacarlos de su error. Yo soy bueno, él es malo, y por tanto que se queme en el infierno.

Frente a esta situación, el Talmud tiene algo para decirnos:

"Todo aquel que puede protestar por las [malas acciones] de los miembros de su casa y no lo hace, es juzgado por las [malas acciones] de los miembros de su casa. Si puede protestar por las [malas acciones] de la gente de su ciudad [y no lo hace], es juzgado por las  [malas acciones] de la gente de su ciudad. Si puede protestar por las  [malas acciones] de todo el mundo [y no lo hace], es juzgado por las  [malas acciones] de todo el mundo."

Para los editores del Talmud no existen las estructuras binarias. Ser bueno pero no interceder frente a las malas acciones cometidas por los demás nos hace cómplices de la transgresión. Y por eso, de acuerdo a la tradición judía es indispensable poder contribuir para reducir los daños y eliminar el mal. Y recuerden: El objetivo no es destruir a los malvados, sino trabajar a conciencia para que desaparezca el mal que se encarna en decisiones erróneas que todos vamos tomando en algún momento de nuestro propio andar (para profundizar en el tema no se pierdan este relato fabuloso). En este sentido, como sociedad somos todos responsables y debemos cuidarnos y contenernos mutuamente.

Uno de los pensadores judíos más interesantes del siglo pasado fue Abraham Joshua Heschel. Este pensador vivió la primera parte de su vida en Europa, y vio desaparecer a parte importante de su familia durante la Shoa. En la década del 30 estudió en la Universidad de Berlín, y fue testigo presencial de una sociedad que se iba degradando en sus malos tratos y en la humillación del diferente. Allí escribió su doctorado, el cual giró sobre los Profetas y su rol como portavoces de un sentido común que manifiesta la voluntad divina en obras concretas. Tiempo después Heschel logró emigrar a los Estados Unidos, en donde se volvió un referente espiritual para judíos y no judíos, llegando a caminar codo a codo con Martin Luther King jr. en la búsqueda de derechos para todos los ciudadanos norteamericanos. Fue en ese entonces que Heschel decidió traducir y ampliar su doctorado sobre los Profetas. Fue en ese entonces que Heschel escribió estas palabras, que recuperan de alguna manera lo que nos enseña el Talmud y nos hace pensar sobre lo que acontece en nuestras propias sociedades:

"Por sobre todas las cosas, los profetas nos recuerdan el estado moral del pueblo: Pocos son culpables, pero todos somos responsables. Si admitimos que el individuo está en alguna medida condicionado o afectado por el espíritu de la sociedad, el crimen de un individuo manifiesta la corrupción de la sociedad. En una comunidad que no es indiferente al sufrimiento, que es impaciente sin concesiones con la crueldad y la falsedad, y que se preocupa por Ds y por cada hombre, el crimen sería más infrecuente que cotidiano." (A. J. Heschel, The Prophets, p. 16)


¡HADRAN ALAJ BAME BEHEMA!
¡VOLVEREMOS A TI BAME BEHEMA!

2 comentarios:

  1. Maravilloso post. Siguiendo con el tema de la marcada dualidad de ver al mundo en términos binarios, como bien mencionas legado maniqueista, me parece también interesante la siguiente observación: no únicamente dividimos al mundo en "buenos" y "malos", sino siempre nos colocamos a nosotros mismos del lado de los "buenos", y sostenemos que nuestra visión es la única correcta, y todos los demás son -en dependencia de nuestras afiliaciones religiosas, filosóficas políticas o de cualquier otro punto de vista- pecadores, salvajes, bárbaros, traedores del fin del mundo o simplemente pendejos.
    Es entonces el reto, y algo de lo que intento recordarme tanto como pueda a lo largo del día, que nuestros puntos de vista no son, ni pueden ser por definición, la realidad.
    Saludos!

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  2. Tal vez para simplificar pero lo cierto es que ni el cine ni los monitores fueron en blanco y negro. Hubiese sido imposible de ver sin la existencia de los grises. Como es imposible pensar también sin la existencia de los grises.

    Es excelente tu reflexión, Joshua y también lo es la de Odiseo. Una tiene que ver con la otra: se polariza entre lo "bueno" y lo "malo" para luego situarnos del lado de lo "bueno".

    "Nosotros estamos acá adentro para que ustedes, los que están afuera, sientan que están sanos", me dijo una vez un interno del Borda. Es algo similar ¿no?

    Odiseo, en tanto, intenta no olvidar nunca que sus puntos de vista no pueden ser, por definición, la realidad. Y eso me recuerda a la parábola del elefante y los sabios ciegos donde cada sabio tocaba una parte del elefante y según lo que le había tocado tocar el elefante podía ser una serpiente (la trompa) o un rugoso muro (el lomo)y tantas otras cosas más. Cuando en realidad, el elefante o la realidad es la suma de cada una de nuestras percepciones.

    Saludos

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