jueves, diciembre 27

Tres relatos y un solo post

Shabat 88b - 90b

Luego de brindar ayer y antes de ayer compartiendo siete perlas talmúdicas sobre la entrega de la Tora en el Sinai, hoy voy a traducir los tres relatos con las que cierra el texto su exposición exegética sobre este evento tan central en la historia del pueblo judío. Espero que las disfruten:

(1) Moshe y los ángeles
Dijo Rabi Ioshua ben Levi: Cuando ascendió Moshe a las alturas [para recibir la Tora] dijeron los ángeles delante del Santo bendito sea: Soberano del universo, ¿qué hace el hijo de una mujer entre nosotros?
Les respondió: Vino a recibir la Tora. 
Le dijeron: [La Tora] es una belleza oculta, y estuvo oculta para Ti durante novecientas setenta y cuatro generaciones antes de que se creara el mundo, ¿y ahora buscas entregársela a los [seres] de carne y sangre? "¿Qué es el hombre para que de él te acuerdes o el hijo del hombre para que lo visites?" (Sal. 8:5). [Más aun:] "Ad-nai nuestro Ds, qué grande es Tu nombre en toda la tierra, has puesto Tu gloria sobre los cielos" (2).
Le dijo el Santo bendito sea a Moshe: Respóndeles [a los ángeles].
Dijo [Moshe] delante de Él: Soberano del universo, tengo miedo de que me quemen con el aliento de sus bocas.
Le respondió: Aférrate al trono de mi honor y respóndeles.
Está escrito: "A quien se aferra a la faz del trono, sobre él extiende su nube" (Job 26:9). Dijo Rabi Najum: [Este versículo] nos enseña que extendió Ds el brillo de Su presencia y lo cubrió con él.
Dijo [Moshe] delante de Él: Soberano del universo, la Tora que Tú me entregas, ¿qué dice en ella?
[Le respondió:] "Yo, Ad-nai tu Ds que te he sacado de la tierra de Egipto" (Ex. 20:2).
Les dijo [Moshe a los ángeles]: ¿Acaso ustedes descendieron a Egipto? ¿Acaso del Faraón fueron esclavos? ¿Para qué quieren la Tora?
Nuevamente [preguntó Moshe]: ¿Qué [más] está escrito en ella?
"No tendrán otros dioses" (3).
¿Acaso entre pueblos idólatras viven ustedes?
Nuevamente [preguntó Moshe]: ¿Qué [más] está escrito en ella?
"Recordarás el día de Shabat para santificarlo" (8).
¿Acaso ustedes realizan alguna labor de la que necesitan descansar?
Nuevamente [preguntó Moshe]: ¿Qué [más] está escrito en ella?
"No dirás [el nombre de Ad-nai tu Ds en vano]" (7).
¿Acaso hay comercio entre ustedes [que empezarían a mentir e invocar vanamente el nombre de Ds]?
Nuevamente [preguntó Moshe]: ¿Qué [más] está escrito en ella?
"Honrarás a tu padre y a tu madre" (12).
¿Acaso tienen ustedes padre y madre?
Nuevamente [preguntó Moshe]: ¿Qué [más] está escrito en ella?
"No matarás," "No cometerás adulterio," "No robarás."
¿Acaso hay envidia entre ustedes? ¿Tienen la inclinación a hacer el mal?
En ese momento le reconocieron [los ángeles] al Santo bendito sea [que hizo bien en entregarle la Tora a los hombres] [...]
En ese momento cada uno [de los ángeles] amó [a Moshe] y le entregaron cosas [...] E incluso el ángel de la muerte le entregó algo.

Este primer relato pone de manifiesto la tensión inherente que existe - de acuerdo a los sabios talmúdicos - entre los hombres y los ángeles. De alguna manera, parecería que ambos compiten por el amor de Ds, algo que genera envidias y resquemores mutuos. En este caso, los ángeles no están dispuestos a que Ds se desprenda de la Tora - esa preciada belleza que tanto tiempo permaneció oculta - y menos aún que los depositarios de tal joya sean los hombres, tan indignos de semejante regalo.

Apoyándose en la supuesta competencia con los ángeles, los sabios no sólo realzan el privilegio que tenemos como humanidad de contar con la Tora entre nosotros, mientras que describen a Moshe como el paladín de la retórica, ganando un debate en las alturas cuando tenía todo para perder. Desde el banquillo celestial de los acusados, el líder de Israel logra encontrar las palabras (¡recuerden que era tartamudo!) que lo salven de una situación delicada, llegando a ser reconocido finalmente por aquellos que lo miraban con desdén, y regresando al pie del Sinai con los secretos que los ángeles supieron legarle.

(2) El Satán, Ds y la Tora
Dijo Rabi Ioshua ben Levi: Cuando descendió Moshe de delante del Santo bendito sea [portando la Tora], vino el Satán y le dijo [a Ds]: Soberano del universo, ¿dónde está la Tora?
Le respondió: Se la di a la tierra.
Fue [el Satán] a la tierra, y le dijo: ¿Dónde está la Tora?
Le respondió:  [No lo sé, ya que] "Ds entiende sus caminos [y Él sabe su lugar]" (Job 28:23).
Fue [el Satán] al mar [y le preguntó lo mismo].
Y le respondió [el mar]: No está conmigo.
Fue al abismo [y le preguntó].
Y le respondió: No está aquí. [...]
Regresó [el Satán] y dijo delante del Santo bendito sea: Soberano del universo, la busqué en toda la tierra y no la encontré.
Le respondió: Ve con [Moshe] el hijo de Amram.
Fue con Moshe y le dijo: La Tora que te entregó el Santo bendito sea, ¿dónde está?
Le respondió: ¿Acaso a mí me entrego el Santo bendito sea la Tora?
Le dijo el Santo bendito sea a Moshe: Moshe, ¿¿¿estás seguro???
Dijo [Moshe] delante de Él: Soberano del universo, Tú tienes una belleza escondida, y con ella te diviertes todos los días... ¿acaso me aferraré a este bien diciendo que es mío?
Le respondió el Santo bendito sea a Moshe: Debido a que te has empequeñecido [eliminando tu ego y renunciando a proclamarte poseedor de la Tora] haré que ella sea llamada por tu nombre, como está escrito: "Recuerden la Tora de Moshe mi servidor" (Mal. 3:22).

Nuestro segundo relato sigue mostrando la tensión entre ángeles y hombres, pero esta vez se concentra en uno solo de los seres celestiales: el Satán, quien en la tradición judía tiene a su cargo ser el fiscal que enumera las fallas de Israel en las alturas.

Mientras que en la primera historia Moshe es descrito como un gran orador, en esta oportunidad la virtud descollante del líder es la humildad: Sabedor de que cuenta con un regalo muy particular, Moshe se presenta como quien nunca puede detentar la posesión de la Tora. En consecuencia, nuestros sabios hacen uso de este relato para recordarnos que es un profundo error creernos los dueños del texto, y ni que hablar los únicos habilitados para detentar verdades únicas y absolutas, algo que como hemos visto ayer, no se sostiene por ningún costado (¿recuerdan el martillo y las chispas?).

(3) Garantías patriarcales
Dijo Rabi Shmuel bar Najmani en nombre de Rabi Iojanan: ¿Qué significa lo que está escrito: "Porque tú eres nuestro padre, ya que Abraham no nos conoció e Israel nos ignoró, tú, Ad-nai, eres nuestro padre y redentor, por siempre es Tu nombre" (Is. 63:16)?
En un futuro le dirá el Santo bendito sea a Abraham: Tus hijos pecaron contra mí.
Le responderá: Soberano del universo, se desentendieron de la santidad de Tu nombre.
Dirá [Ds]: Le diré a Iaacov, quien al haber sentido el sufrimiento por el crecimiento de sus hijos, tal vez pida misericordia por ellos [los hijos de Israel].
Le dijo [a Iaacov]: Tus hijos pecaron.
Le respondió: Soberano del universo, se desentendieron de la santidad de Tu nombre.
Dijo [Ds]: No con los ancianos [hay] sentido ni con los niños consejo [ya que tanto Abraham, el abuelo, como Iaacov, el nieto, se desentendieron del pueblo de Israel].
Le dijo [Ds] a Itzjak: Tus hijos pecaron.
Le respondió: Soberano del universo, ¿acaso son mis hijos y no Tus hijos? ¿Acaso cuando adelantaron delante de Ti el "haremos" al "escucharemos" no los llamaste "mi hijo primogénito" (Ex. 4:22) y ahora [que pecaron] son mis hijos y no los tuyos? [Además,] ¿Cuánto pecaron? ¿Cuántos años vive un hombre? Setenta. Réstale los primeros veinte sobre los cuales no son castigados, quedan cincuenta. Réstale veinticinco por las noches [en las cuales duermen y no pecan], quedan veinticinco. Réstale doce años y medio de oración,  horas de comida y de ir al baño, quedan doce años y medio. Si los aguantas todos [y puedes perdonarles esas transgresiones], bárbaro, y si no, la mitad [los absorbo  yo y la [otra mitad] Tú. Y si quieres que todos [estos doce años y medio caigan] sobre mí, yo ya he sacrificado mi alma delante de Ti [y merezco que me perdones en nombre de ellos].
Abrieron [los hijos de Israel sus bocas] y dijeron: "Tú eres nuestro padre."
Les dijo Itzjak: En vez de alabarme a mí, alaben al Santo bendito sea.
Y les mostró Itzjak al Santo bendito sea [para que lo vieran] con sus ojos. En ese momento elevaron sus ojos al Cielo y dijeron: "Tú, Ad-nai, eres nuestro padre y redentor, por siempre es Tu nombre."

En este último relato ya no aparece Moshe, sino que los protagonistas son los patriarcas. Sin embargo, la luz que se arroja sobre dos de ellos es muy negativa: Ds los invoca para que defiendan al pueblo, y ellos se desentienden de sus hijos como sus hijos se desentendieron de la Tora. Sólo Itzjak, el segundo de los patriarcas, tiene la valentía de interceder por el pueblo y pedir que Ds los perdone.

Mientras que en el imaginario colectivo Itzjak parecería el patriarca con menor exposición y rodaje, el más marginal y limitado de nuestros padres fundadores, el relato talmúdico lo posiciona como aquel que habiendo sufrido un momento de mucha tensión (relean las ataduras de Itzjak en Génesis 22) utiliza esa experiencia a favor de su descendencia, apelando a la misericordia divina. Será entonces que, cual astuto economista, hará un uso absolutamente subjetivo de los años de la vida de un hombre para reducir a su mínima expresión la cantidad de tiempo dedicado a la transgresión.

Si hacemos un poco de memoria, podremos recordar que esta no es la primera vez que el Talmud nos relata sobre líderes que interceden frente a Ds y que incluso están dispuestos a pelearse con Él para salvar al pueblo. Vimos en el tratado de Brajot, por ejemplo, que Moshe tomó a Ds de las solapas y le dijo que no lo habría de soltar hasta conseguir la absolución de Israel. Aquí, la situación es menos violenta, pero nos da la pauta de que lo que busca nuestra tradición no es una sumisión absoluta frente a los decretos divinos, sino juntar la valentía necesaria para enfrentarnos a lo que consideremos que está mal y que debe ser corregido, aun si el equivocado es el mismísimo Ds. Y así como Ds parece decepcionado por la falta de reacción de Abraham y Iaacov, reconoce y celebra cada vez que dejamos aflorar nuestro espíritu de lucha para enmendar errores e injusticias.

¡HADRAN ALAJ AMAR RABI AKIVA!
¡VOLVEREMOS A TI AMAR RABI AKIVA!

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