Brajot 22a - 23b
De acuerdo con el calendario hebreo, estamos transitando los últimos días del año. El próximo domingo 16/9 por la noche comenzará un nuevo ciclo, el año 5773. ¿Qué pasó hace 5773 años? Las respuestas varían, pero al menos por ahora diremos que los judíos contamos esos años celebrando los orígenes del hombre en tanto lo conocemos hoy.
Para la tradición judía, el año nuevo - o Rosh haShana - no es necesariamente un momento alegre sino un tiempo para la introspección: somos a hacer el balance existencial de nuestras vidas, conforme a las decisiones que fuimos tomando durante el año que está finalizando. En ese sentido, somos invitados a repensar nuestras relaciones, nuestros compromisos y nuestra capacidad para llegar a ser la mejor versión de nosotros mismos.
Uno de los nombres que recibe el año nuevo judío es Iom haDin, el Día del Juicio. De acuerdo a la narrativa tradicional, en esta época Ds en tanto juez se sienta en Su trono y emite Su veredicto en relación a la forma en que nos comportamos: si nuestras buenas acciones han sobrepasado a nuestros errores seremos inscriptos para bien en el libro de la vida. Si no, tenemos chance hasta Iom Kipur - Día de la Expiación - para arrepentirnos y apelar a la misericordia celestial.
Pero en estos días no sólo creemos en el juicio divino. También nosotros nos juzgamos, y también recordamos cómo hemos juzgado a los demás. Si prestamos atención, podremos ver que vivimos inmersos en esa dialéctica de juzgar y ser juzgados. Más aun: en este sistema de juicios y prejuicios, no es muy difícil que se pervierta la estructura, exigiendo de los demás, por ejemplo, que actúen de maneras en las que nosotros no estamos dispuestos a actuar. En esa doble moral, somos rápidos para juzgar a quienes nos rodean, pero profundamente lentos para aplicar esos juicios absolutos e inapelables sobre nosotros mismos.
Bajo este contexto es que quiero compartir con ustedes la sabiduría de Rabi Iehuda, quien de acuerdo con lo que nos cuenta el Talmud, supo decirle a sus alumnos: "Mientras que soy flexible con los demás, soy estricto en lo que respecta a mi mismo."
Rabi Iehuda plantea el modelo inverso a lo que solemos hacer, ya sea por error o a conciencia: Mientras que somos indulgentes en lo referente a nuestras vidas, somos inflexibles frente a los errores de los demás. Por el contrario, Rabi Iehuda nos invita a ser comprensivos con nuestros semejantes al mismo tiempo que nos proponemos alcanzar estándares más altos en lo que hace a nuestras propias vidas.
En la tradición judía se nos enseña que en el Cielo somos juzgados de la misma forma en que en la tierra juzgamos a los demás. Si ponemos la vara alta, entonces así seremos tratados. Por tanto, al apelar a las varas asimétricas de Rabi Iehuda, no sólo apelamos a un juicio misericordioso en las alturas, sino que vamos desarrollando lazos de empatía con nuestros semejantes mientras aspiramos a que nuestras propias acciones nos lleven hacia la senda de una constante perfectibilidad. Sólo así, parece enseñarnos el sabio talmúdico, es que logramos volar más alto.
Seamos entonces flexibles abrazando a los demás en el lugar en el que se encuentran, sin sacrificar por eso la seriedad en aquello que decidimos hacer con nuestras propias prácticas y decisiones.
Como siempre, gran interpretacion Rab. Me surge una duda con respecto al tema central de estas paginas, que son las poluciones. ¿cual es la diferencia entre un enfermo de poluciones y un sano de emisiones? yo entendi que ambos han sufrido las mismas pero no logro entender en que se diferencian.
ResponderEliminarPerdon, pero mis lecturas aun son muy lineales
Hola! Es una buena pregunta la tuya. El tema es el siguiente: En la Tora queda claro que un hombre que ha visto una emisión seminal tiene que pasar por baño ritual (mikve). Para la época del Talmud los sabios cambian un poco eso y declaran que no es necesario. Lo que vemos en estas páginas de Brajot es una discusión sobre casos específicos: por ejemplo, hay sabios que van a ser más indulgentes con aquellos que tuvieron una emisión seminal sin querer o por enfermedad y más severos con aquellos que buscaron esa emisión.
EliminarDe cualquier manera, la halaja (ley judía) terminará liberando a los hombres de ir a la mikve luego de tener emisiones, ya sean voluntarias o involuntarias.
Espero haber respondido más o menos a la inquietud.
Saludos y buena semana!