domingo, octubre 14

Judaísmo total

Brajot 59a - 60b

Futbol total - o totaalvoetbal en holandés - fue el término que sirvió para describir una manera revolucionaria de practicar el deporte por aquella mítica selección de mediados de los '70 liderada por Johan Cruyff: la Naranja Mecánica.

La metodología de este sistema de juego era tan sencilla de describir como compleja para llevar a la práctica: todos atacan y todos defienden. Mucha rotación, mucha presión y la necesidad de incorporar todos los sectores del campo de juego para ocupar espacios y moverse con suma plasticidad y dinamismo.


Les cuento un poco sobre la Naranja Mecánica porque me parece que es una buena metáfora para explicar lo que pretende el judaísmo en su despliegue y aplicación de la halaja, la ley judía. Tradicionalmente, se dice que en el judaísmo hay 613 mitzvot, o preceptos. Este número no aparece en ningún lugar de la Biblia Hebrea, y en realidad surgió mucho después, con la clara intención de enseñarnos algo: El número 613, nos enseñan nuestros sabios, es en realidad el resultado de la suma de dos cifras: 365 y 248.

365 serán los preceptos negativos, es decir, normas que restringen acciones (ej: No matarás; No comerás al cabrito en la leche de su madre; No robarás).
248 serán los preceptos positivos, es decir, leyes que proponen acciones (ej: Honrarás a tu padre y a tu madre; Comerás Matza en Pesaj; Respetarás el Shabat).

A su vez, 365 son los días del año y 248 lo que los sabios talmúdicos entendían como el número de miembros que componían el cuerpo humano. En consecuencia, lo que la tradición judía nos quiere enseñar con el número 613 es que el judaísmo se vive todo el año, con todo el cuerpo.


De alguna manera, podemos decir que la aspiración consiste en llegar a desplegar un judaísmo total, pero no por amor a las normas sino porque la estructura legal puede ayudarnos a expandir nuestras conciencias ayudándonos a percibir aquello que solemos olvidar. En el judaísmo, las leyes no son un fin en sí mismo, sino el camino para redescubrir insights que a veces quedan relegados y ocultos en las profundidades de nuestra memoria. Las leyes, en este sentido, no hacen más que procurar que estos insights se hagan explícitos y seamos concientes de ellos.

A modo de ejemplo: En la página del día, el Talmud nos cuenta que cada vez que vamos al baño a hacer nuestras necesidades tenemos que decir una bendición:

"Bendito el que creó al hombre con sabiduría, y le proveyó orificios y agujeros. Sabido es delante de Ti que si se abriera uno de ellos [cuando no debe] o se cerrara uno de ellos [cuando no debe] no podríamos estar de pie delante de Ti. Bendito es aquel que cura todo cuerpo y hace maravillas."


Todo aquel que no entiende la idea de "judaísmo total" (¿totaaljodendom?) podría creer que hay momentos y lugares en los que Ds, la ley y las bendiciones quedan afuera. Pero la tradición judía nos enseña todo lo contrario: Incluso un acto tan mundano, cotidiano y a priori poco trascendente como ir al baño puede ayudarnos a reflexionar sobre la maravilla del funcionamiento del cuerpo humano, y a dar gracias por ello.

Muchas veces olvidamos aquello que damos por sentado y sólo reconocemos su importancia cuando nos vemos privados de esos milagros cotidianos. Para evitar esa amnesia existencial, el judaísmo nos recuerda bendecir. En toda clase de momentos. Aun en los menos pensados.

No hay comentarios:

Publicar un comentario